Se apagaba la tarde cuando recordaba escuchando el rondo allegro de la Pathetique esas paradojas de la historia, por ejemplo, esa en la que Montesquieu, unos de los padres del Siglo de las Luces, murió ciego. El barón fue uno de los inspiradores de la Ilustración, movimiento que incita la caída del absolutismo y el fin de una estructura social caduca reinada por privilegiados que gozaban de inmunidad fiscal y judicial y el resto, esos vasallos sin derechos que trabajaban para la casta dominante y sobre los que caía, además, toda la carga tributaria. ¿Os suena? La otra paradoja es que fuera un barón el que pensara estas cosas. Y ahora, que estamos en tiempos de paradoja, es bueno inspirar luz y sabernos portadores de la antorcha luminiscente. Es nuestra obligación. Y ese es nuestro propósito vital como editores comprometidos con la cultura y nuestro tiempo. 

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