Una de las cosas que nos diferencian del reino animal es precisamente nuestra capacidad de pensar, o mejor dicho, nuestra capacidad de abstraer el pensamiento. Sin embargo, esto no se ha conseguido del todo. Uno de los fracasos de nuestra humanidad consiste en ver como casi el noventa por ciento de los humanos aún están anclados en el mundo animal y en la satisfacción de sus necesidades más básicas.

 

Por eso el mundo abstracto es tan importante para la humanidad en general, pero para poetas, científicos, creadores, arquitectos, soñadores, filósofos, matemáticos, ingenieros, artistas y escritores en particular. Es allí donde se consagran los ideales y las hazañas que nos hacen humanos y es desde allí de donde se recogen las semillas que deberán germinar en las consciencias de nuestra humanidad. Y el objetivo de todo eso no será otro que ese mismo: humanizarnos, alejarnos cada día más de lo puramente animal para trasladarnos con paciente trabajo hacia el nuevo mundo.

Por eso hay muchas personas que parecen vivir en Babia, por utilizar el símil, o dan la sensación de que viven en otro mundo, aparentemente alejados de la realidad cotidiana. Todos ellos merecen nuestro mayor respeto, porque realmente están creando, están construyendo el ideal humano, están potenciando la calidad de nuestra vida presente y futura. Para poder entender la profundidad de su trabajo, veamos resumidamente los diferentes tipos de trabajadores subjetivos y pensadores que existen:

1. Los primeros se dedican a imponer la condición humana. Desde ese rayo de voluntad que les caracteriza, son capaces de destruir las viejas formas para que las nuevas florezcan de forma luminosa y verdadera. Su misión principal es la de destruir las viejas estructuras mentales y los viejos y anticuados hábitos que obstaculizan el progreso. Lo antiguo y lo caduco se destruye y desintegra bajo su implacable influencia, terminando con las viejas formas desde un impulso de amor inteligente, destruyendo lo que lamentablemente nos arrastra a la oscuridad del mundo e inspirando las fronteras del nuevo ideal.

2. Los segundos piensan y meditan sobre las nuevas ideas nacidas de los primeros. Intentan reunir a un pequeño grupo de pensadores para analizar la nueva corriente, las nuevas fuerzas subjetivas, los nuevos ideales que deberán influir a toda la humanidad, creando pequeños grupos aquí y allá donde se discuten y estudian dicha inspiración. Su misión es la de introducir tímidamente estas nuevas ideas en la masa humana. Ellos construyen las moradas que deberán albergar el nutriente que hará nacer la verdadera alma humana.

3. La misión del tercer grupo de pensadores es la de estimular el intelecto humano, agudizándolo y animándolo a crear, pensar e intuir. Ayudan en el trabajo de estimular la intuición humana con el fin de, mediante el empleo de la palabra y la escritura, adaptar los cimientos del nuevo pensamiento a las masas en general. Su misión es la de propagar y describir esas ideas, compartiendo, mediante libros, conferencias y entrevistas todo cuanto saben.

4. Siguiendo el antiguo comentario: “el aspirante del cuarto grupo toma las ideas a medida que surgen de la elevada conciencia de aquellos para quienes trabajan los del primer grupo; el trabajador del segundo grupo las presenta de forma elocuente, adaptándolas a la necesidad inmediata y la fuerza del intelecto de los del tercer grupo las plasma en palabras”. La tarea principal de los pensadores del cuarto grupo consiste en armonizar las nuevas ideas con las antiguas para que no se produzca una interrupción o una violenta y peligrosa grieta. Se dedican a construir puentes, ya que conocen la ley de la síntesis, de la integración y del bien común, y su deseo es perpetuar el progreso pacífico y consciente.

5. Las personas del quinto grupo está integrado por los pensadores científicos que investigan las nuevas ideas e intentan profundizar en las mismas buscando su poder motivador. Sus inventos y reflexiones mejoran la calidad de la vida humana y la idea de la interdependencia grupal, tan importante en estos tiempos necesitados de una era de paz y sosiego para el progreso definitivo.

6. El trabajo del sexto grupo es la de entrenar al ser humano para que siga con un deseo ardiente la necesidad de reconocer las ideas del bien, alejadas de cualquier fanatismo, y dirigirlas hacia lo bueno, lo verdadero y lo bello, de modo que los ideales puedan desplazarse del plano mental y abstracto hacia el mundo real. Este es uno de los trabajos más difíciles de todos, porque intenta plasmar en la vida cotidiana todo aquello por lo que los otros grupos han trabajado insistentemente.

7. Y por último, está el grupo que consolida la construcción de dichos ideales, vigilando la correcta actuación de los anteriores en la ejecución del alto ideal, no ya desde la personalidad individualizada de algunos pocos sino desde la actuación grupal.

Los miembros de cada grupo deben proteger y cuidar a los demás, ya que la tarea de unos no puede existir sin la de otros. Y aquellos que están más arraigados en el mundo de las ideas y por lo tanto, aparentemente desconectados del mundo real, necesitarán el apoyo del resto para seguir sustentando su labor. Y también viceversa, ya que los unos no pueden seguir su labor sin la guía de los otros. Esta es la importante tarea de los pensadores, y esta es la importante tarea de los constructores. Los arquitectos no pueden existir sin los constructores y tampoco viceversa. 

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